La Policía Nacional detuvo el pasado mes de diciembre en A Coruña a un hombre de cincuenta años natural de O Pino por estafar a magrebies al presentarles ofertas de trabajo fraudulentas para trabajar como electricistas a cambio de que pagaran unos 10.000 euros.
Según informó la Policía, y tal y como publicamos en la edición de Galicia de Europa Press, una vez que llegaban a España y tras darles de alta en la empresa y conseguir éstos su Tarjeta de Residencia y Trabajo, les hacía firmar de forma engañosa un escrito que implicaba su baja voluntaria en la empresa.
Las declaraciones efectuadas por los ciudadanos extranjeros apuntaban a que el detenido, había establecido “una especie de sociedad” con otro ciudadano marroquí por la que se dedicaban a vender ofertas de trabajo a ciudadanos marroquíes.
Realizado un análisis de las solicitudes realizadas por la empresa a favor de ciudadanos marroquíes se pudo observar que la empresa había tenido dados de alta en la Seguridad Social a un total de 34 ciudadanos marroquíes, de los cuales 21 de ellos no han llegado a trabajar más de 100 días y 12 han solicitado la baja voluntaria.
Y digo yo, ¿Quiénes nos creemos que somos para estafar a otras personas, aprovechándonos de su situación de indefensión? Muchos de los estafados tuvieron que hipotecar todo lo que tenían para pagar esos 10.000 euros en busca de una vida mejor para ellos y sus familias. Deberíamos recordar que los españoles hace poco tiempo éramos emigrantes y nos veíamos obligados a viajar a otros países para tratar de salir adelante. ¿Tan pronto se nos ha olvidado?
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