En estos días se habla mucho de la memoria histórica y de retirar todas las distinciones a Franco, de desenterrar a los que se encuentran en fosas comunes para devolver los cuerpos a sus familias, etc. La cuestión es controvertida y hay razones a favor y en contra de todo esto, por un lado quien cree que se reabren nuevas heridas y por otro, el que cree que precisamente estas accciones sirven para cerrarlas definitivamente y caminar hacia adelante.
Precisamente esta mañana la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica solicitó la retirada de la distinción de hijo adoptivo a Manuel Fraga Iribarne concedida “por los méritos que hizo en el Dictadura”. El presidente de la Comisión, Manuel Monge, explicó que en su petición no se refieren a su etapa democrática, “sino a su actuación como cómplice de la Dictadura, la aprobación de penas de muerte o estados de excepción o haber cerrado periódicos”.
En este sentido, Monge consideró que el presidente honorífico del PP “debería estar agradecido a la Comisión por quitarle el lastre de sus servicios durante 35 años a la Dictadura franquista”. “Es muy buen camaleón cambiando de chaqueta y ahora le tenemos como padre de la Constitución y la democracia, nuestros hijos predilectos son los ochocientos a los que mataron”, criticó.
Por otro lado, Monge presentó ante los medios el informe que entregará en la próxima reunión de la comisión que se encargará de aplicar la Ley da Memoria Histórica en A Coruña. Entre las aportaciones de Monge destaca la redacción de un documento con diez objetivos para “conseguir unos objetivos más ambiciosos que no sólo se centren en la retirada de la simbología”, sino también en rendir homenaje a los cerca de cien funcionarios que fueron expulsados del ayuntamiento o a los asesinados por el franquismo.
Además exigirá la retirada de los 31 nombres de calles y de los diez monumentos relacionados con la represión franquista de la ciudad; así como que se revoque el acuerdo municipal que declara a Franco hijo predilecto, alcalde honorario e hijo adoptivo y predilectisimo de la ciudad; y la retirada de las más de veinte medallas de oro otorgadas a ministros franquistas, que solicitarán “que se devuelvan al pueblo”.
Además pretende que se impulsen políticas dirigidas al conocimiento de la historia “y el fomento de la memoria democrática”; que se habilite un local municipal para atender a las personas que reclaman información y que se les facilite la documentación para ser reconocidos como víctimas del franquismo; que se cree un museo en el que se ubiquen los restos de simbología franquista; y que se condene el franquismo de forma institucional.
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