La Fundación Caixa Galicia cuenta en el polígono de Pocomaco de A Coruña con un almacén para su fondo de arte, que cuenta con cerca de 2.000 metros cuadrados con características de seguridad y conservación únicas en España, un centro que se convierte en “la espina dorsal” para la movilidad y el intercambio de fondos en una colección “de importancia creciente”.
Diseñado y realizado para atender todas las necesidades de una de las más importantes colecciones privadas de arte de España, según explicó la directora de arte de la Fundación, Rosario Sarmiento, a Europa Press, este espacio aglutina en cuatro plantas diferentes zonas y servicios como son: una entrada perfectamente aislada para carga y descarga de los camiones que transportan obras, sala de embalaje y aclimatación, almacén de cajas de embalaje, cámaras acorazadas equipadas con peines y estanterías 'compactus' con espacios diferenciados para archivo de cuadros, escultura, obra gráfica y papel, archivo documental, laboratorio de restauración, plató fotográfico y zonas de oficinas y control.
El edificio tiene una superficie construida de más de 1.800 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas y están planificando su próxima ampliación. El edificio, caracterizado por su fachada principal de vidrio con carpintería estructural en aluminio, es el producto de una previa investigación evaluando las exigencias de los principales museos españoles.
Las razones de la puesta en marcha de este espacio modélico en su género, estriban en poder satisfacer la necesidad de conservar este patrimonio en las condiciones que marca la normativa internacional de Museos y Colecciones y, por otro lado, tener un espacio que funcione como un autentico “pulmón” para las diferentes sedes de las Fundaciones de la caja en Galicia.
Sarmiento confirmó que no existe en España un espacio que reúna estas características, dedicado exclusivamente a la conservación de una Colección de Arte corporativa, y en el que se han medido las necesidades no sólo de transporte y embalaje de las obras de arte, sino de su catalogación, manipulación, restauración y conservación.
De hecho cuenta con puertas blindadas y de alta seguridad tanto para la entrada de camiones como de visitantes o empleados; termostatos de temperatura y humedad en cada habitación, para que no superen los 22 grados y el 55 por ciento de humedad; sistemas hidráulicos, para mover los peines y no dañar las obras; o extintores de gas, sin agua, que no dañan las piezas.
Se trata de un búnker absolutamente blindado que alberga más de 1.500 obras de arte, con nombres como Castelao, Laxeiro, Seoane, Colmeiro, Lugrís, Jorge Castillo, Grandío, Nóvoa, Labra, Lamazares, Antón Patiño, Leiro o Manuel Vilariño, que se unen a artistas del peso de Pablo Picasso, Francisco Bores, Hernando Viñes, Vázquez Díaz, Antonio Saura, Manuel Millares, Rafael Canogar, Lucio Muñoz, Eduardo Chillida, Darío Villalba, José Manuel Broto, Miguel Angel Campano, Carmen Calvo, el británico Sean Scully, o los portugueses José Pedro Croft, Juliao Sarmento y Pedro Cabrita Reis, entre otros muchos.
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