Está claro que estamos en crisis, lo que no está tan claro es cuándo saldremos de ella y cuáles serán las consecuencias. Hasta el vicepresidente económico, Pedro Solbes (conocido por sus predicciones optimistas...) reconoció el pasado viernes que 2009 va a ser un añito para no hacer tonterías, que el paro va a llegar a niveles insospechados y el endeudamiento de España ya no digamos hasta donde.
Una situación que ya el año pasado empezó a traducirse en problemas de pareja, desequilibrios, depresiones, ataques de ansiedad. Parece increíble, pero ya en los últimos meses de 2008 las visitas a los psicólogos crecieron un diez por ciento por cuestiones relacionadas con la crisis.
Tal y como me comentó en un reportaje para Europa Press el psicólogo Manuel Castro Bouzas, miembro del Colegio Gallego de Psicología, esto tine mucho que ver con el desarrollo de la cultura “de escasa tolerancia al sufrimiento y a la incertidumbre”. En la mayoría de los casos, la patología es un trastorno adaptativo, dificultad para adaptarse a la nueva situación, que debe solucionarse en dos o tres semanas, y que suele venir acompañado de ansiedad, cambios de humor, insomnio u ánimo triste. De no solucionarse este “duelo”, el paciente debería acudir a la ayuda de fármacos para superarlo.
Una situación que también ha provocado un aumento de consumo de sustancias estupefacientes en este país, un hecho que si bien en está ocasión todavía no se ha constatado, si se dio en crisis anteriores. Por ello Castro Bouzas apuntó la importancia de no recurrir al consumo de sustancias como las drogas o el alcohol para hacer frente a los problemas económicos o a una nueva situación financiera, pues “se deben buscar los medios para calmar el desasosiego pero sabiendo lo que ocurre, no anestesiandolo”.
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