Teresa de Calcuta habría cumplido cien años esta semana de no haber fallecido en 1997. A pesar de que su origen era albanés, dedicó casi toda su vida a ayudar a los más desfavorecidos en la India. Fundó las Misioneras de la Caridad con sólo trece monjas, un equipo que se fue multiplicando hasta las más de 4.000 de hoy en día, para cuidar, de primera mano, a leprosos, enfermos de sida, personas con discapacidad o moribundos dándoles la oportunidad de, como ella decía, morir con dignidad.
Al margen de creencias y religiones, fue un ejemplo de amor y solidaridad para la humanidad. Ojalá su recuerdo perdure.
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